sábado, 29 de marzo de 2008

Ahogado en Mar Abierto

Y llegó desde Italia, perdón desde el DF, la Maravillosa sorpresa, que creció y creció, que desbordó su lluvia sobre el pelambre del can maltrecho, lastimado y, por qué no decirlo, un poco temeroso, tal vez hasta celoso de tanta sincronización. De la mano de Maravillosa se metieron al museo Rafael Coronel, sonaba el jazz distraído y espontáneo de los Dites 34, franceses frescos y elaborados de papel maché, con su teatro y una danza no premeditada de un bailarín local, locuaz, loco. Primeros besos, primeras distancias acortadas y el Perro se sacudió algunos pelos caducados. Con un "Ya crecerán de nuevo" se levantó y las patas conversaron con la mano italiana. Un rato mezacalero en Las Quince Letras iluminó aun más esos ojos de tormenta. Perro, Perro a dónde vas, vete pues, pareces un poco cansado.


Foto: Dites 34 en el Rafael Coronel. Sábado 22 de Marzo de 2008






El domingo fue de máscaras matutinas, pero con los ojos bien abiertos. La noche le tocó a El Cigala. Aunque el can melindroso no gusta tanto del flamenco, algo de sorpresa se posó sobre su inflalible olfato. Además la Maravilla seguía creciendo y se hacia tormenta, poco a poco empapó su rostro y la desobediencia no se hizo esperar. Con la lengua de fuera fue y vino, llevó y trajo recuerdos de su adolescencia precoz. Oh Cigala rasga esas manos, devuélvele la voz a los gitanos.
La decepción del lunes y la divinidad de Zimmerman se quedan para otro día, rasca Perro un poco más profundo, sino no llegas a la esquina.

Foto: El cigala en Plaza de Armas, domingo 23 de marzo de 2008.

viernes, 21 de marzo de 2008

Amanecer de Orquesta

Sorpresas, muchas sorpresas la noche del jueves para el perro andariego. Algunas deplorables, como la lectura de erotismo sin erotismo en el cafecito con nombre de payasos medievales. "Ese fue el detonante", me dice desde su sueño merecido el mimo peludo. La salida fue intempestiva porque las palabras parecían dormidas, cansadas de aparecer ahí. "Jazz fusión salsa", gritó una melodía en la Plaza de Armas, pero nada demasiado emocionante. En eso un mensaje que anunciaba lo inesperado, como un rumor en lo más profundo de su cueva, la que llama hogar. "Sí -se respondió- estoy listo para vagar con ellas". En la puerta del cafecito se planeó la fuga hacia la noche, sólida como gelatina de limón. El viajecito con Rhin y Lima antes de echar más jazz al fuego despertó la expectación del can bravero y su promesa de más viajecitos de embriaguez. Rhin brillaba como siempre, como antes, sin destellos; Lima tiene un rato apagada. Regresaron los tres al Museo Rafael Coronel, donde los ritmos de l´Orkestre des pas perdus resonaron en toda la capilla, invadieron los cuerpos con tanta energía, con tanto viento de su alma irreverente, juguetona con los sonidos, desde ska hasta blues en una sola cadencia e implacable bateria. El mimo impresionado levantaba las orejas y sacudía la cabeza en señal de éxtasis incontenible. El grupo canadiense tocó más de dos horas, doblando el tiempo y el silencio de la noche.
-Vamos a ver el amanecer- le dijo la cada vez más esplendorosa Rhin.
-Por supuesto, ya falta muy poco y todavía hay media botella de vino tinto- respondió Perro Mimo con la lengua seca y morada.
La noche del jueves dejó de ser noche en un camino de Sauceda de la Borda, pero ya había dejado de serlo desde que la Orquesta de los pasos perdidos rellenó sus cuerpos con tanta energía, con tantas experiencias compartidas.
Amaneció con más palabras, compresiones y sorpresas, sobre todo Rhin y su lectura de un cuento perverso sorprendieron al can desmañanado, hasta que lo único que olió fue la sonrisa y el perfume.
-Rhin debe escribir más, tiene pasión- fue lo último que me dijo antes de rascarse las pulgas, dar vueltas alrededor de su manta y echarse a dormir con el sol ya encima, con la amenaza de más y más sorpresas.

Ahí se queda una pequeña muestra de la orquesta.

jueves, 20 de marzo de 2008

Con las patas dobladas

Se avecina una tormenta, el viento desparrama los peinados de las señoras pero nunca de las emos, que ya no quieren esconderse y las piedras vuelan sobre sus cabezas. El perro zacatecano despabila y se para de su silla clavada en medio de la sala. El vendaval trae consigo la noticia: "Comenzó la Semana Cultural". Otra semana de excesos pero ahora tienen un motivo y un falaz sentido de que algo se mueve por ahí. Con las patas aún mojadas por el estupor de la tarde, el can hambriento de estusiasmos se escabulle hasta las cercanías de Plaza de Armas. En la primera barricada se presiente un desencuentro con la ley.
-Lo vamos a revisar, algo esconde entre esos pelos sucios- le dice el bigote del policía. Perro Mimo enseña los dientes en señal de civismo, pero el uniforme busca una mordida y no lo ve.
-Bueno, con cuidadito nomás, porque así se me han perdido muchas cosas- ladra el can rabioso. El policía quiere pelea ahora, se deshace en furia contenida.
-Ya valiste madres pinche perro, contra la pared, te vas a sacar todo lo que traigas.
-Está bien, pero no se excite demasiado, porque no soy tan facilito- responde el chucho mientras la manos de la ley se resbalan por su entrepierna.
-Ya vete, antes que te madreé- dice el policía al ver la sonrisa perversa en el hocico.
Entre la multitud el can escucha una canción, la única que reconoce de Zoé. Todos cantan menos él. "Estoy viejo ya", piensa sin remordimiento ni falsa modestia. Antes del final el can se larga a consumir la noche inaugural de borracheras.
Al siguiente día el Perro se levanta con el rumor de una visita. "Maravillosa visita desde Italia", se dice con los pelos del rabo erizados y una lamida a la pata izquierda. La Maravillosa visita está en camino. Pero no le impide la nostalgia de un amor antiguo e imposible. Rita Guerrero canta en la capilla de Santo Domingo, la iglesia con mejor acústica de la Nueva España. El Ensamble Galileo degolla santos y vírgenes en su propio territorio. A las largas orejas del can llegan canciones paganas con ritmo sefardí. Ella está hermosa, más hermosa que la última vez que la vio. "Rita, Rita, Rita", grita para sus adentros calcinados (nadie sabe que la presencia del Perro en una iglesia podría desencadenar el Apocalipsis).
Ayer fue la acordeona, la melodía de Celso Piña que hizo tambalear a las pulgas y garrapatas del can hereje. Baile y chuntaros por todas partes, la energía de Celso provocó el descuido de sus patas peludas, que se movían por su propia voluntad. Después: mezcal y más mezcal. "Del bueno pues: Huitzila por favor". Luego la inevitable claridad de sus ojos azules, de su cabello rubio y la nostalgia de la campiña italiana.
-Pronto- le digo para que calme la expectación.

sábado, 8 de marzo de 2008

Guau, Cof, Uy: Borrador de lo insondable

-Sal de ahí perro sarnoso, no te escondas, te veo el rabo desde aquí, estás temblando. Pero no me oyes cabrón, escuchas alguna mamada metalera, entonada eso sí. Pareces un cachorrito asustado, dime qué gata te rompió la madre ahora.
Hasta ayer en la noche Perro Mimo estaba desaparecido, salía ocasionalmente, pero nadie nunca lo notó. Qué noche el viernes. El can estaba impresionado por la noticia: 4 exposiciones en 4 diferentes lugares. "Miren cómo se pavonea el artista", gritaron las pulgas que querían fiesta de alcohol en la galería Arroyo de la Plata. Pronto se descubrió lo que ya se sabía desde antes, o sea: lo mismo, la caricatura ni siquiera era humorística. Pero la sorpresa del pulguiento y ya no impresionado perro fue Xarid y su gorro blanco tejido a mano, que de inmediato hicieron chispas y destellos entre la falsedad de los expertos y entendidos de la pintura zacatecana contemporánea. Felicitadores, les dice el neófito can que se quedó perdido en los ojos de tormenta en pleno semidesierto. Xarid desapareció y las pulgas, alcohólicas por generaciones, ya no querían fiesta, la deseaban, la necesitaban. Antes, el perro se paseó por la Fototeca del Estado. El laberinto y las escaleras fue lo más interesante.
El Perro salió de la Arroyo para convertirse en eskimal de la avenida Hidalgo. Una instalación a las afueras del Museo Rafael Coronel parecía un buen resguardo del congelamiento."Pinche frío", fue la frase más escuchada y dicha de la noche. Los ojos del Perro helado brillaron con la barra de bebidas y canapés. "A la carga", le dijo El Precas que lo acompañó. Otra vez, la sorpresa no colgaba de las paredes, ni en las mesas con pastas de engargolados, sino de un nuevo encuentro, ahora con Riba y su impresionante sonrisa. El rabo no dejo de moverse, de hacer remolinos, vueltas dobles y otras acrobacias, pero tenía que irse temprano.
-Quédate escondido Perro Mimo, no salgas hasta el 17 de marzo, fermenta un poco ese deseo.



PD: Perdón por la asuencia de fotos, se las debo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Zimmerman en Zacatecas






Ante la próxima llegada del gurú de los 60´s a Zacatecas, ha surgido la sustancia de una controversia que este can no puede resolver, y sólo se queda lamiéndose los güevos. Unos dicen que es un insulto el acceso gratuito para verlo, que muchos van a ir sin saber nada del Dylan; los otros sólo nos hacemos una idea vaga de lo que será esa noche.