jueves, 14 de febrero de 2008

Cómo escribir literatura infantil

Salió Perro Mimo de su cueva ancestral, siete días con sus noches estuvo encerrado en las cavernas de la autocompasión. Al salir se descalabró con una estalactita brillante, transparente como las intenciones de los políticos corruptos (perdone la redundancia). Un aullido escuchó a lo lejos, allá abajo, en la ciudad que se siente rosa, pero que cada día se oscurece más hasta volverse carmesí. "Mucha sangre me perdí, mucha", pensó el can bordado de fantasías irremediables. Acudió sin disgusto al llamado de los Puercos. Maya apareció para ofrecerle al Perro el humo de los barcos en el horizonte: "Qué rico despertar para volver a dormir", le dijo a Maya. Pero no podían quedarse mucho tiempo, Maya debía recoger a su hijo en la escuela. "Qué pequeña se ve la escuela cuando creces", me confesaría después el chucho malogrado. En una de las paredes de la primaria Ford, viejo territorio sin ley, estaba un cartel sobre un concurso de literatura infantil, el Perro de inmediato se puso en guardia. "Tal vez... si lo intento..." , pensó. Apuntó fechas y requisitos en su mano peluda y salió corriendo a escribir primero un cuento, luego un poema y al final una obra de teatro. Pero nada de nada, cómo escribir para un niño. Recordando, se respondió frente a las teclas de su máquina de escribir. Estaba muy lejos de su memoria el can y decidió simplemente escribir una historia sobre un falso misterio. Pero nada de nada, nada que nada el Perro en un mar de incertidumbre. Me pidió que dejara la dirección para ver si alguien más podía recordar o alguien seguía siendo niño después del desastre de crecer: www.guanajuato.gob.mx/cultura/convocatorias/literatuta_ninos08.php.