jueves, 21 de agosto de 2008

Parte II

Accidente 2: Filial Acapocea

(Mediodía, una mujer llora en la esquina de Xilpi y Amate, nadie voltea a verla.)

Nipa: uug, uug… (grita) descubrí el origen del universo y no se parece a ti (señala a un transeúnte).

Trébol: Me está confundiendo señora invisible, yo no quiero saber esas cosas.

N: Pero… ¿por qué? ¿No le importa acaso que este mundo esté jodido por culpa de personas ignorantes, estúpidos que han destruido el planeta y tal vez hasta el tiempo mismo?

T: De verdad, no.

N: ¿No te das cuenta que contribuyes a la catástrofe mundial?

T: Sí (sonríe).

N: Entonces serás exterminado.

T: Como todos los demás señora, pero mientras tanto no me atormento con juegos morales ni éticos, prefiero disfrutar un cigarro que imaginarme el color de mis pulmones.

N: Te dolerá.

T: Sí, pero hasta ese momento, a usted ya le duele ahora (observa la verruga en su mano y corre).

(Nipa, inmóvil, con la mirada detiene a un niño)

Demosi: ¿Estás triste?

N:…

D: Ya te había visto, eres la bruja de mis sueños.

N:… tal vez, he estado en tantos lugares.

D: Ahora no te tengo miedo.

N: ¿Y por qué?

D: Porque sé que existes, que te disfrazas para asustar a la gente, como ese señor que se fue corriendo.

N: Él no tiene miedo.

D (recoge una piedra y se la avienta en la frente): No debes asustar a las personas.

N (sangra voluntariamente): Es lo único que los mantiene vivos, si dejara de asustarlos, dejarían de existir.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Los Infernales

Es extraño cómo se hacen cosas sin un aparente sentido. De pronto alguien pregunta para qué, por qué y no hay respuesta, y se dejan de hacer cosas, y un blog pierde pertinencia, si alguna vez lo tuvo. Y alguien vuelve a decir: tienes un mes sin publicar nada. Y el mes se duplica, y ahora el Perro dice: lo que sea.
Este preámbulo a la obra de teatro Los Infernales es innecesario, tanto como escribir una obra de teatro. Esta es sólo la primera parte.

Los Infernales

(Fábula en cinco accidentes sin moraleja)

Accidente 1: La instrucción de Leviatán.

(En una azotea invadida por hierbas, plantas y árboles un hombre camina entre la maleza.)

Milon: Todo esto es muy confuso, confuso, onf.…. Cof, grag.

(Una ave mojada aterriza en el hombro de Milon.)

M: Cada día mi tos es más bella, resuena como campana de ignominia en un réquiem hilarante. Esta belleza no se compara con ningún paseo en las hogueras de la ciudad. Mírala, tristona, impotente contra los destellos de tu vuelo, de tu circunvalación aérea por el delicioso cadáver de la humanidad.

Biadeé: ¿Por qué buscas una explicación? ¿No sabes que está prohibido? Que si te llegan a pescar, uhuui.

M: No te lo puedo decir, espero a los soldados, a los nuestros, deben estar por llegar.

(Llueve.)

(Llueve.)

B: No pueden venir aquí, este es un sitio sagrado. Ahora ya no me preocupan los otros; en realidad nunca me ha importado que se descuarticen entre ustedes, incluso es divertido, cuac…, pero sabes que no pueden venir aquí.

M: Venimos porque necesitamos su ayuda, estamos asustados, perdidos (su rostro se compunge)… No sabemos qué hacer.

B: ¿Por qué crees que nos importa?

M: Nosotros siempre los defendimos, hacíamos campañas mundiales para salvar ballenas, para que no comieran carne, pero no nos hicieron caso. Nosotros siempre estuvimos con ustedes. Yo evitaba a toda costa matar algún animal, ni a una cucaracha lastimé, ni ninguno de nosotros.

B: De verdad, bueno, no creo que eso sea un argumento convincente, pero voy a avisarles a los demás, tal vez se compadezcan, aunque en verdad no lo creo. Llevaré tu mensaje.

(Biadeé intenta emprender el vuelo, pero se arrepiente en el último instante.)

B: No puedo, no sé qué me pasa, siento que me voy a caer.

M: Ahí vienen Dober y Tomal.

(Entran corriendo por un pasillo de guirnaldas. Tomal da un salto infinitesimal.)

Dober: Nos siguieron, pero no nos alcanzaron. Los demás no deben tardar.

Tomal (hacia Milon): ¿Ya le dijiste?

M: Ya, pero no puede volar, le pegó un miedo repentino, uno de los ambulantes nocturnos a la caza de un confiado desvelado.

T: Lo he visto antes (Tomal se acerca y examina el ojo del ave), está perdido.

B: Pero no me he acercado a la ciudad, cui…

D: Debemos sacrificarlo, no hay otra forma, además no he comido pollo en años.

(Tomal y Milon prenden una fogata, Dober se aproxima a Beideé, le arranca la cabeza sin destellos de furia, se lo comen mientras esperan a los demás soldados.)

M: Mmm, delicioso, ahora debemos deshacernos de los huesos.

La Pesca de Truchas en Norteamérica en Zacatecas


La Pesca de Truchas en Norteamérica es un libro, es una tienda, es una persona que cenó alguna vez con María Calas, es una actividad que desprende el lóbulo izquierdo de cualquier cerebro que lo practique, el cual se convierte en una crisálida que vuela y se arrastra por la auroreferencia de su creador. Richard Brautigan llegó al pueblo, llegó subido en un caballo. En la esquina del Indio y la Principal, el caballo de Brautigan se encontró al Perro Mimo, quien le ladró las injusticias de la justicia, los sobrados egos en la industria de las ideas y los garabatos en los lienzos colgados en las paredes de la morgue de la escuela de Medicina, donde políticos y figuras públicas dieron sus condolencias, atabiados con gamusa y envolturas de papas fritas, por la terrible pérdida de los objetos asequibles. El caballo de Brautigan relinchó un discurso que se decía Novela, pero en realidad era un poema trasvestido con lentejuelas de narración. La Novela relinchada por el caballo del sombrerudo de la foto se puso a bailar en los ojos del somnoliento can, se deshacía de tantos juegos sensuales, de tantos ritmos aspirados, de tantas historias escaldadas en la lengua torcida, deformada, expandida del caballo de Brautigan. De pronto, la Novela pierde su espacio, su tiempo, sus personajes, se desprenden de sus fronteras de tinta y se hacen una sola cosa. El espacio es un personaje con vida propia, con historia sobre otro espacio que también es personaje, los tiempos se sobreponen uno sobre otro, como una orgía de ballenas y lagartos en el fondo de un pozo en medio del desierto: la acción es el libro, el espacio, el personaje, el escritor, el paisaje, la trama de este poema con perversiones narrativas.
La Pesca de Truchas en Norteamérica es una provocación, así como otra de las novelas del gringo: El aborto, romance de 1966 (Novela sobre las posibilidades románticas de una biblioteca californiana, para las pulgas en la cabeza del perro, quien decide perseguir al caballo de brautigan en busca de mas Novelas o Poemas sin disfraz, porque no lo necesitan.
Más de Brautigan en: http://www.brautigan.net/trout.html

lunes, 16 de junio de 2008

Deambular de una catástrofe encerada

Los rituales se deforman cada vez que se especula con los vientos bochornosos del norte. El can se dio la vuelta sin voltaer atrás, tal vez sólo un atisbo a un pasado estéril de entusiasmo, ahí estaba otra vez, con el rabo enredado en las ramas del tormento. "No más pulgas de la antigua Babilonía destrozada", sucumbió su estrecho pensamiento. Pero sí, pero ella, una sombra, ella, un disturbio en la apacible soledad de la laguna que con tanto esmero había sido vaciada por una morra de orígenes latinos, la que le aplicó el catenaccio de una sórdida pasión. Italia está muy lejos de estos cerros y la sombra que era ella emepezó a resplandecer entre paseos periféricos al alba y antes de la noche. Ella, noche y lluvia, nada de tormentas, nada de torrentes en una bolsa de plástico amarrada. NocheyLluvia arrancó destellos en el lomo maloliente del Perro, hasta unas cuantas pestañas le quitó el primer día de jazz y de desvelo. Vino Durango, el esperado coloquio de las estrellas subterráneas, y ni la lejanía de las nubes grises provocó que fuera sombra otra vez, NOcheyLLuvia se plantó en la nostalgia del chucho con traje intelectual, el cual se pone sólo en ocasiones de parafernalia discursiva y altivez enlodada. Gardea, dijo el Negro con chela en las orejas. Revueltas, gritó el Buda calncinado hasta los dientes. No es tan sonora la academia, cantó el Mimo ante un público de crudos soñadores. En la lengua del Remi se incedió el cine clase B, tan parecido a su lenguaje. Ah, y el Bolaño de Huuugui cerró la ceremonía. Pero el ritual de la cerveza, con su baile y carcajada, con su karaokeada desde Rafael hasta Metallica, con el altar a Morrisey y sus camisas de seda, todo eso no se olvida, todo eso se queda pegado como la mugre tan querida por el can, que sigue observando el péndulo del rabo que va y viene por las amistades encontradas.

jueves, 8 de mayo de 2008

Viene, viene

Nunca le ha importado la soledad, algunas veces hasta se revuelca en ella y termina enlodado de entusiasmo. Un domingo cualquiera (¿?), sin chelas ni futbol, convenció a sus patas, al menos a tres de ellas, de ir al zócalo a escuchar al Goran Bregovic, cocompositor de la música de "Underground". Buenas rolas, pero no recordó ninguna otra. Pero nada, nada más que museo enmuchedumbrado y asambleas sin victoria en los costados. Nada. Entonces dijo o pensó, seguro ésta última ocpión, porque no había nadie a quien decirle nada:
-Me fumo un cigarro y me largo.
Justo cuando el rabo estaba a punto de meterse entre las patas se acercó la primera sorpresa de la tarde. Sólo con magia se alimentan las sorpresas. Ella, otra ella que vuelve a ser la única ella, acompañada de una K del periodismo. Se prendió el cielo nublado por los ojos de porcelana de Soblé. Se cambia la instrucción a la Plaza de Santo Domingo. Segunda sorpresa: tren de wiskey clandestino en los bolsillos. La fiesta tomó la calle y el Perro y sus nuevas amigas tomaron wiskey en cada brinco, en cada ritual del desenfreno. La lluvia, de la que algunas almas atrapadas huyen, sentenció el paso hacia el umbral de los sentidos embriagados, de alcohol, de música y de brillos en los ojos. La banda terminó en un tiempo sublime, pero los pasajeros continuaban en el trance mientras regresaban a sus casas. Soblé, K y el can siguieron el camino más largo y el más divertido de la noche.

sábado, 3 de mayo de 2008

Aclaraciones innecesarias

Para aprender a volar hace falta un destello, a veces insignificante y espontáneo. El momento se convierte en instante. El Perro desatado se fue husmeando tras Bob Dylan, con la todavía Maravillosa siguiendo sus pasos. Zimmerman se cubrió en un halo de versiones únicas, sin ademanes; pura música en las orejas blueseras, alargadas hasta el piso de cantera. Todo fue un sueño rabioso, un fugaz idilio romano, que se curó entre nubes y edificios, en un sureño parque del DF. Se rascaba el chucho los despojos de caricias sin promesas, saltaba emocionado bardas y avenidas. Nunca se creyó poeta, pero las palabras no hacen a los canes, sino el camino que las lleva y las trae de la garganta. Gramática, semántica y fonética siempre viven juntas, desvergonzadas prostitutas de las identidades, que se contorsionan en los hocicos afilados. Palabra que hace la palabra, pero el ladrido es lo que cuenta, aunque se enoje la Marasma de vasos destrozados en su cama. Egoísta mimo sin máscara, que apedrea ventanas con cebollas, regresa pero no tanto ni tan cerca, porque algunas pulgas brincan alto y dicen dizque vuelan.